jueves, 18 de marzo de 2010

Valoración internos

¡Hola a todos los chic@s del Maruxa Mallo!
Acabo de llegar a la prisión, estoy agotada, no estoy acostumbrada a tanto ajetreo, lo que es un día normal para vosotr@s para mí es un día completamente diferente, en el que me siento libre, de cuerpo, espíritu y palabra.
Gracias a tod@s los chic@s y gracias al profesorado.
Me ha encantado poder haber pasado todo el día de hoy en ORDES. He comido genial y vosotr@s habéis sido geniales con nosotros, solo espero y deseo que nuestro mensaje os haya llegado y con él haber aprendido algo positivo. Gracias de corazón. Seguid estudiando, que en los estudios está vuestro futuro y apartaros de las drogas. GRACIAS
Joana.

Cuando en las charlas, según vamos profundizando en los temas, y vamos colocando ante esos chicos situaciones y realidades que van mucho más allá de las que ellos, en esos momentos de sus vidas, jamás hubieran pensado que pudieran ver, comprendo, y recuerdo, cuán joven se puede llegar a ser. Están en esa edad en la que apenas han dejado de ser niños, pero que ya van disparados hacia su primera juventud.
No sé si siento nostalgia hacia aquella época de sensaciones nuevas, de aprendizaje de uno mismo como tal, como individuo, o tan solo sorpresa, al comprobar cuán lejísimos estoy yo, por ejemplo, de esa edad: de cuantísimo en mí ha cambiado. Pero también de ver cuánto de mí aún es...
En fin, es una sensación que me genera curiosidad. Y recordando, o intentando posicionarme en la realidad inmediata de alguno de esos chicos, me pregunto qué es lo que demandaría de alguien, que sí, que mola mucho que vengan dos presos a darnos una charla, pero que vamos, en el fondo qué me van a contar estos pobres que no sepa yo ya, me entiendes...
Me intento poner ahí, y la esencia acude rauda a mi mente. Franqueza, seguida de cercanía, y de profunda preocupación sobre la situación, espera macho, que si toda esta gente está montando este tinglado por este tema, por qué, ostras macho, lo que han pasado, y míralos, están ahí, y los profesores... ellos también están estudiando... Espera, aquí me tengo que parar un rato. Si conseguimos un reflejo como este por charla, de verdad, habrá valido la pena. Pues la verdad, que, vislumbrando aún, apenas todavía, la inocencia primaria en las caras de esos chicos, yo no desearía que ninguno de ellos tuvieran que pasar por donde nos ha tocado pasar a nosotros.
Con eso me vale.
Javier

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